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El asesinato del juez Giovanni Falcone removió los cimientos de Italia. El coche en el que viajaba estalló el 23 de mayo de 1992 en ... la autopista A29, cerca de la ciudad de Capaci, donde la mafia siciliana había colocado 500 kilos de explosivos en una tubería de agua bajo el asfalto. Murió casi en el acto. La explosión fue de tal envergadura que abrió un cráter de un metro de profundidad en la autovía y causó un temblor que llegó a ser registrado por el Instituto Nacional de Geofísica, el mismo que vigila el Etna. Detrás del crimen hubo muchos culpables, pero fue el capo Giovanni Brusca quien confesó la autoría del atentado, que se cobró también las vidas de la esposa del conocido magistrado y de tres de sus escoltas. Ahora, después de un cuarto de siglo en prisión y otros cuatro años en libertad condicional, ha dado por cumplida su condena.
Brusca es ya un hombre libre aunque su nombre estará siempre asociado a la muerte del popular Falcone, símbolo de la lucha contra la mafia, y de otras 150 personas cuyos asesinatos asumió ante la Justicia tras su detención en 1996. En la nueva vida que ahora emprende, según cuenta el diario 'Il Messaggero', residirá lejos de Sicilia y bajo una identidad falsa dentro del programa de protección de testigos. El antiguo sicario colaboró con las autoridades en varias causas judiciales, incluido el proceso clave que trató de arrojar luz sobre los nexos entre el Estado, la clase política italiana y la Cosa Nostra. Esa muestra de buena voluntad le valió, además, una rebaja de la pena.
Maria Falcone, hermana del magistrado asesinado, revive estos días la tragedia que se llevó por delante a Giovanni, a su esposa, la también magistrada Francesca Morvino, y a varios de sus escoltas. «No puedo ocultar el dolor y la profunda amargura que este momento inevitablemente reabre», ha explicado, consciente de que las mismas leyes que defendió el popular juez, y que han determinado hoy la puesta en libertad total de Brusca, resultaron «indispensables para desmantelar las organizaciones mafiosas desde dentro». «Deben ser respetadas», ha dicho.
La indignación por la puesta en libertad, sin embargo, se extiende por el país. Roberto Ciambetti, presidente del Consejo Regional del Véneto, ha sido una de las voces más contundentes: «Este asesino en serie, la máxima expresión de la barbarie, finalmente es libre, en virtud de haber sido colaborador de la Justicia. ¿Justicia?». «Lo sé, la primera reacción a la noticia de la liberación de Brusca es sentir rabia e indignación», comentó el ex fiscal nacional antimafia Pietro Grasso, quien defendió, sin embargo, la actual legislación. «El Estado ha ganado tres veces: cuando lo capturó (a Brusca), cuando lo convenció de colaborar, y ahora que es un ejemplo para todos los demás mafiosos», concluyó.
El sangriento currículum de Brusca, que trabajó mano a mano con el histórico capo Salvatore 'Totó' Riina y se convirtió en jefe del clan criminal de San Giuseppe Jato, es largo. Además de pulsar el botón que hizo estallar la enorme carga de TNT y nitrato de amonio al paso del vehículo de Falcone, 'Matacristianos' -como se apodaba a este sicario- cometió decenas de atentados en Milán, Roma o Florencia a principios de los años noventa. Fue, además, el verdugo del pequeño Giuseppe di Matteo, el hijo de 13 años del mafioso arrepentido Santino di Matteo que fue secuestrado en 1993 y estrangulado en 1996. Su cuerpo acabó disuelto en ácido.
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