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Las condiciones parecen las idóneas para darse un chapuzón en el mar: llega el buen tiempo, las playas no están masificadas y la temperatura del ... Cántabrico es agradable. Pero no es oro todo lo que reluce. Al menos, en la Segunda de El Sardinero, donde se acumulan miles de piedras en la orilla que se clavan en los pies al entrar y salir del agua. Las hay de todos los tamaños y colores y tienen como elemento común lo «incómodo» que es pisarlas. Ayer, a eso de las once de la mañana -en plena bajamar-, aquellos que se habían desplazado hasta la playa para caminar tuvieron que desechar sus intenciones de pasear por la misma orilla y hacerlo, o bien a un par de metros de ella, o con los pies dentro del agua. «Ocurre cuando hay poca arena en esta zona, ha pasado más veces», explicaban Fernando y Julio, asiduos a los paseos por la zona.
El área más afectada por la acumulación de piedras es la que está frente al restaurante El Serbal. Desde ahí, mirando hacia el mar y a mano izquierda, es donde más hay. En la franja de la orilla, directamente, es imposible pasar sin pisarlas. A medida que se va hacia la derecha, en dirección a Piquío, el pedregal va a menos y es más sencillo meterse en el agua sin pasarlas por encima.
A pesar de que aún no es temporada alta de turismo ni, en general, de vacaciones -aunque está a la vuelta de la esquina-, ayer por la mañana había bastante gente en la playa. Muchos paseaban, otros tomaban el sol -aunque todavía no calentaba en exceso- y un amplio grupo de niños practicaba surf dentro del agua. Entre estos últimos, cuando llegó el momento de salir del mar con la tabla debajo del brazo, hubo alguna queja acompañada de la risa de sus compañeros: «¡Ay, que me pincho!». Los que estaban de paseo no se complicaban y evitaban la orilla, caminando en su mayoría unos metros por encima de la línea del mar, donde las piedras daban paso a una arena lisa y cómoda de transitar. «Es muy incómodo sobre todo para bañarse, entiendo que el Ayuntamiento de Santander tendrá que mover arena para tapar las piedras», valoraron Maribel y Antonio, un matrimonio que preparaba sus sillas para tomar el sol a pocos metros del mar.
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La presencia de piedras es especialmente molesta durante la bajamar, cuando el pedregal está fuera del agua. Ayer se produjo a las 10.50 horas y pasadas las once de la noche, por lo que la segunda bajada de la marea no afectó, en principio, a nadie. La bajamar se produce, cada día, entre media hora y una hora más tarde que la del día anterior, por lo que el pedregal afectará en diferentes momentos de la jornada a lo largo de la semana.
El nuevo servicio de mantenimiento de playas entró en funcionamiento hace tres meses y, entre las tareas de los operarios, está la de nivelar la arena. En 2020, la Demarcación de Costas multó al Ayuntamiento por realizar esta acción pero, como explicó la alcaldesa, Gema Igual, cuando presentó el servicio, este año sí se ha solicitado y obtenido el permiso de la Demarcación para nivelar los arenales. Así, se han llevado a cabo actuaciones para la redistribución de arena en las playas del Camello, La Magdalena y Los Peligros, con maquinaria propia y externa, y un volumen estimado de más de 3.500 metros cúbicos de arena movilizada. Ahora queda por saber si el Consistorio hará lo mismo en la Segunda de El Sardinero para terminar con el pedregal.
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