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La bajamar en la Segunda playa de El Sardinero deja a la vista un sendero de piedras, por la falta de arena, que complica ... la entrada y salida al mar y los paseos por la orilla. En el debate eterno de quién tiene la responsabilidad del cuidado de los arenales, Costas señala la causa de esta erosión: la construcción de un emisario por parte del Ayuntamiento que obligó a recrecer el muro de la playa que linda con el hotel Chiqui y con la que «se perdieron los rompeolas existentes». Además, apuntan que ya concedieron al Consistorio la autorización para regularizar la superficie de la playa.
Según explican fuentes de Costas, la erosión en ese punto de la playa viene motivado por la obra de saneamiento de Santander y la construcción de un emisario. Para encauzar las tuberías de evacuación, se recreció el muro de la playa que linda con el Chiqui, en la avenida García Lago, y por consiguiente se perdieron los rompeolas existentes. Lo que hacían estos diques era frenar la fuerza de las olas. Ahora, golpean directamente contra el muro y giran, de tal modo que el efecto natural es arrastrar la arena, aunque en algunas épocas del año, dependiendo de las mareas, también se han incrementado los sedimentos. Como solución, «se pueden realizar rellenos o movimientos de arena, pero el efecto natural de la marea es ese».
Para ponerle remedio, la Demarcación de Costas ha redactado un proyecto para recuperar esos tres pequeños dientes que salen del muro, desde el Chiqui hasta la orilla, y hacer un pequeño dique sumergido –a la altura del emisario– y con ello 'romper' la energía del oleaje y evitar o disminuir el giro de la ola. El proyecto está en fase de evaluación medioambiental.
El área más afectada por la acumulación de piedras es la que está frente al restaurante El Serbal. Desde ahí, mirando hacia el mar y a mano izquierda, es donde más hay. En la franja de la orilla, directamente, es imposible pasar sin pisarlas. A medida que se va hacia la derecha, en dirección a Piquío, el pedregal va a menos y es más sencillo meterse en el agua sin pasarlas por encima. Es especialmente molesto durante la bajamar, el momento en el pedregal está en la orilla y obliga a los bañistas a sortearlo para llegar al agua y a los paseantes a modificar su paseo; o bien caminan con los pies dentro del agua o a un par de metros sobre la línea de la orilla.
La portavoz de Vox en el Ayuntamiento, Laura Velasco, criticó ayer el «lamentable estado» del acceso a la Primera playa de El Sardinero a las puertas de la temporada. Tras realizar una visita al arenal y comprobar como está vallado y con grúas trabajando, también ha constatado que la infraestructura del edificio vuelve a estar apuntalada. «A pocos días del verano, se ha decidido ahora comenzar con la rehabilitación de todo el edificio, dejando una mala imagen no solo a los santanderinos que acuden a diario; también a los primeros turistas que van llegando a nuestra ciudad», apunta Velasco, que también lamenta «el trastorno que está generando a los negocios que se sitúan en los bajos del edificio».
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