¿Nos damos un baño de bosque?

Cristina Rodríguez, ingeniera ambiental, se ha formado y trabaja ahora como guía de baños de bosque. Ha adaptado esta actividad al entorno de Cantabria. «Tenemos unos bosques maravillosos. Estoy proponiendo hacerlo en Ucieda, pero también podríamos extenderlo a zonas como los Valles Pasiegos, el Monte Hijedo o el Hayedo de Esles. Además, como son zonas más accesibles para algunas personas, he adaptado la actividad a los entornos verdes urbanos de Santander», explica.

La duración aproximada de la actividad está entre las dos y tres horas, caminando una distancia menor de un kilómetro por terrenos de pendiente suave, fácilmente accesibles. «La práctica está adaptada a nuestra cultura, pero conserva la esencia japonesa en la inmersión a través de los sentidos», relata la guía. «La propuesta significa sumergirnos en una atmósfera de bosque con todos nuestros sentidos», concluye.

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Los baños de bosque surgen en Japón en los años 80, con el fin de reducir los altos niveles de estrés de las grandes ciudades. Shinrin Yoku significa literalmente «sumergirse en una atmósfera de bosque con todos nuestros sentidos». Actualmente, esta práctica, también llamada terapia forestal, forma parte del sistema de salud preventivo japonés. Su difusión y su práctica han trascendido las fronteras de Japón y están en continuo crecimiento a lo largo de todo el mundo. «Nos devuelve la tranquilidad, la calma, nos ayuda a olvidar el estrés y las preocupaciones. Nos invita a mirar y sentir la naturaleza de otra manera», explica la guía.

Los baños de bosque son una manera diferente de conectar con la naturaleza, que tiene como objetivo mejorar el bienestar, aliviar el estrés y fomentar la relajación. Se trata de una experiencia sensorial, con distintas propuestas para activar nuestros sentidos, bajar el ritmo del día a día y volver a conectar con el entorno y con nosotros mismos.

Para Cristina Rodríguez, «llevar un guía es importante para descubrir esa forma de mirar y de encontrar el entorno». Explica que la experiencia de los participantes «es algo diferente. Sales renovada, con una sensación de ligereza, de haber dejado atrás el peso que traías». Cristina ofrece los baños de bosque tanto a grupos como a personas solas y a parejas, aunque dice: «En grupo es algo muy enriquecedor, porque te permite compartir con otras personas cómo están viviendo la experiencia».