Trump, desatado: «Los iraníes radicales ahora están todos muertos»

El presidente de EE UU ha abandonado toda cautela en su mensaje al régimen de los ayatolás: «Algunos sectores radicales iraníes hablaron con valentía, pero no sabían lo que estaba por suceder. Ahora están todos muertos. Y solo va a empeorar!», ha advertido. Su enviado especial, Steve Witkoff, tiene prevista una cita con la delegación iraní en Omán este domingo, en la que sería la sexta ronda de conversaciones para alcanzar un pacto atómico. Sin embargo, las posibilidades de que se celebre están en el aire después del bombardeo.

Pese a ello, el inquilino de la Casa Blanca sigue empeñado en continuar el diálogo y ha recordado a Teherán que ha desaprovechado las «múltiples oportunidades» concedidas por Estados Unidos. «Les advertí que sería mucho peor que cualquier cosa que conocieran, anticiparan o les hubieran dicho», remacha. Pese a que su Gobierno se ha desmarcado de la ofensiva contra objetivos nucleares y militares de la república islámica, Trump ha precisado que Israel dispone de la más avanzada tecnología militar estadounidense, lo cual en sí mismo representa un motivo para evitar el enfrentamieno. «Les advertí que Estados Unidos fabrica, por mucho, el equipo militar más avanzado y letal del mundo, y que Israel posee gran parte de ese arsenal, con aún más en camino, y sabe cómo usarlo».

Los agresivos mensajes del líder republicano en su red social se distancian sustancialmente de la actitud más comedida mostrada por el gabinete en los instantes posteriores a la ofensiva. El secretario de Estado, Marco Rubio, ha asegurado que la ofensiva israelí sobre Irán es una «acción unilateral» en la que EE UU «no ha estado involucrado». El devastador ataque ha causado una profunda inquietud en la Casa Blanca, que este viernes ha ordenado a todo su personal en Israel que permanezca confinado en sus casas. El presidente, Donald Trump, ha convocado al Consejo de Seguridad Nacional en la denominada sala de crisis a las once de la mañana (las cinco de la tarde en España) mientras el Pentágono mantiene un seguimiento constante de la operación hebrea y la respuesta de la repúbica islámica.

El propio Trump ha intentado desmarcarse y ofrecer la imagen pública de un estadista que todavía busca un acuerdo nuclear con Teherán. Esta misma madrugada ha publicado un mensaje donde dice confiar todavía en que su enviado especial, Steve Witkoff, se reunirá este domingo con una delegación iraní en Omán.

La opción, sin embargo, podría desmoronarse tras el bombardeo. A falta de conocerse los daños finales en las procesadoras de uranio, se da por hecho que lo que el Líder Supremo no perdonará es el asesinato de Mohammad Bagheri, comandante en jefe del ejército, y Hossein Salami, máximo responsable de la Guardia Revolucionaria.

Rubio ha emplazado al régimen a que no dirija sus misiles contra intereses estadounidenses en Oriente Medio. EE UU tiene unos 15.000 militares desplegados en bases y otros 25.000 en las unidades navales. En vísperas de la ofensiva, ordenó evacuar al personal no esencial, así como a los familiares de los diplomáticos y soldados, de las embajadas y los cuarteles. También ha puesto en alerta a otras legaciones ante el miedo a atentados. «Seamos claros: Irán no debería atacar los intereses ni al personal estadounidense», ha apostillado el jefe de Exteriores.

El secretario de Estado ha reconocido también que el Gobierno hebreo les informó de la ofensiva antes de producirse. Eso sí, no se sabe con cuanto tiempo de antelación ni si desveló todos los detalles. «No participamos en ataques contra Irán y nuestra principal prioridad es proteger a las fuerzas estadounidenses en la región. Israel nos informó que considera que esta acción es necesaria para su defensa», especificó Rubio.

El ataque ocurrió solo unas pocas horas después de que Donald Trump admitiera su posibilidad, aunque dudara de su carácter inminente. Él tuvo una conversación con el primer ministro. Pero a Benjamín Netanyahu nada le ha importado que el inquilino de la Casa Blanca le previniese contra dar la orden de ataque porque «arruinaría» la negociación del pacto nuclear.